Marruecos agosteño

Vale que visitar Marruecos en agosto no era la mejor idea del mundo (esto lo recordamos el primer día, al pasear con 50º al sol y 45º a la sombra), pero gracias a mi condición física y, también, a resguardarnos de 15 a 19 h. en el hotel, esto apenas fue un problema.

Por lo demás me sorprendió ver lo occidentalizada que está la ciudad de Marrakech. La vestimenta moderna de muchas de las mujeres, los comercios de grandes firmas y el tráfico febril a horas como las doce de la noche, no es lo que suele salir en la televisión. También es cierto que teníamos el hotel en Gueliz, uno de los barrios más nuevos y donde se concentran las marcas internacionales. De ahí estábamos a unos 20 minutos andando de la mítica plaza nocturna El Fna:

El Fna

De noche la plaza Jemma El Fna (curiosamente en castellano es la "asamblea de los muertos") cobra vida. Cuentacuentos, juegos, curanderos, serpientes... y varios pasillos de puestos de comida, de hecho al llegar a la plaza casi te sacias con la tremenda humareda de los puestos de carne. Lo gracioso es que lo que no te puedes perder son los zumos de naranja natural muy frío a 3 dirhams (30 céntimos de euro). Realmente delicioso, y lo dice alguien que siempre ha odiado el zumo de naranja.

Cenamos tres noches en El Fna. Las cenas pueden ser tan típicas o extravagantes como el puesto en el que te sientes, o en el que uno sea capturado, porque son varios los "relaciones públicas" que no dudan en cogerte del brazo para convencerte de que pruebes su comida. Otros puestecillos recomendables para abrir boca son los de caracoles:

Caracoles

No están mal pero tampoco eran especialmente sabrosos. Y para un servidor, acostumbrado en su casa desde pequeño a comer caracoles, sesos, lengua o sangre frita, el valor exótico de esta "casquería" no es tanto, así que me centro en si está bueno o no. Mucho mejor la media cabeza de cordero, con una sal-pimienta que le añadía un buen tono.

Fuera de El Fna, lo que más puede sorprender a un extranjero es el "caos organizado" que supone el tráfico, donde TODO (bicis, motos, burros, caballos, coches...) va por TODAS partes sin reglas aparentes (llegamos a la conclusión de que semáforos y pasos de peatones eran orientativos, no vinculantes), y lo más sorprendente, NADIE se la pega.

Maduré una pequeña teoría sobre esta forma de conducir: al igual que en Latinoamérica, saber que cualquier cosa te puede venir de cualquier parte hace subir tu atención, por lo que aumenta el caos pero disminuye el riesgo. Lo que no recomiendo en ningún caso a un visitante es que conduzca por allí, desgraciadamente las fotos no captaron semejante follón:

Marrakech

Al cuarto día cogimos un tren (primera clase, aire acondicionado, muy cómodo. Lo digo por los prejuicios, los míos los primeros) y en 7 horas nos plantamos en Fez. Mucho más tránquila en general, con menos turisteo y más tradicional. Muy recomendable. Ahí ya no vi por ejemplo vestimentas tan modernas. Me quedaron pendientes las excursiones bordeando los pueblos del Atlas, pero no en agosto.



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